Tengo la suerte de ser vieja porque no la he palmado. Somos viejas, viejales, pioneras, veteranas, para qué buscar otros nombres y para qué aparentar otra cosa. Las mismas que luchamos y conseguimos el divorcio, el aborto, el matrimonio homosexual, la ley de violencia de género y tantos avances hoy tenemos que conseguir otro: y es nuestro derecho a la dignidad.

Anna Freixas