Paraíso perdido A través de los siglos, por la nada del mundo, yo, sin sueñó, buscándote. Tras de mí, imperceptible, sin rozarme los hombros, mi ángel muerto, vigía. "¿Adónde el Paraíso, sombra, tú que has estado?" Pregunta con silencio. Ciudades sin respuesta, ríos sin habla, cumbres sin ecos, mares mudos. Nadie lo sabe. Hombres fijos, de pie, a la orilla parada de las tumbas, me ignoran. Aves tristes, cantos petrificados, en éxtasis el rumbo, ciegas. No saben nada. Sin sol, vientos antiguos, inertes, en las leguas por andar, levantándose calcinados, cayéndose de espaldas, poco dicen. Diluidos, sin forma la verdad que en sí ocultan, huyen de mí los cielos. Ya en el fin de la tierra, sobre el último filo, resbalando los ojos, muerta en mí la esperanza, ese pórtico verde busco en las negras simas. ¡Oh boquete de sombras! ¡Hervidero del mundo! ¡Qué confusión de siglos! ¡Atrás, atrás!¡Qué espanto de tinieblas sin voces! ¡Qué perdida mi alma! "Ángel muerto, despierta. ¿Dónde estás? Ilumina con tu rayo el retorno." Silencio. Más silencio. Imóviles los pulsos del sinfín de la noche. ¡Paraíso Perdido! Perdido por buscarte, yo, sin luz para siempre. Rafael Alberti