(gentileza de Amélia Pais) No, no quiero los sueños. Es la vida, la realidad la que nos llama. Escucha. Son las cosas estrictas que tocamos las que nos prestan su difícil música. Difícil, sí, difícil es alzarse desde el silencio de la pena abrupta y tocar con los dedos aún heridos estas candentes realidades duras. Pero lo mismo que esos pobres árboles frente a los brazos del otoño luchan, hemos de defender hoja por hoja la rama viva que nos da la fruta de la esperanza, que hace cada día. esa naranja un poco más madura. Contra el inevitable helor del tiempo que con tus amantes manos la recubran. No. No es el sueño. Es esta vida diaria la que hay que comenzar de nuevo. Busca en mí el esfuerzo y la sonrisa. Míralos. (Aunque los finja Por vencer tu duda.) Porque era esto lo que contenía aquella caja de sorpresas... Nunca podremos ya volver atrás. La tarde sombra a nuestras espaldas acumula. Leopoldo de Luis