Yo, un hijo del Caribe, precisamente antillano. Producto primitivo de una ingenua criatura borinqueña y un obrero cubano, nacido justamente, y pobremente, en suelo quisqueyano. Recorrido de voces, lleno de pupilas que a través de las islas se dilatan, vengo a hablarle a Walt Whitman, un cosmos, un hijo de Manhattan. Preguntarán ¿quién eres tú? Comprendo. Que nadie me pregunte quién es Walt Whitman. Iría a sollozar sobre su barba blanca. Sin embargo, voy a decir de nuevo quién es Walt Whitman, un cosmos, un hijo de Manhattan. Pedro Mir