En el bus ves por dónde vas E.M.T. De Madrid El poema de amor debe tener previsto el transcurso futuro de los astros pero también el vocabulario de la derrota y la gloria muy simple del minuto. Debe tener prevista la palabra Albertur sólo porque está escrita en el costado del autobús nocturno que te devuelve a casa. Debe decir la periferia urbana, aceptar lo que ve por donde va, y desde nuestros labios convertirse en oda a las ciudades encendidas. Debe tener previstos los fracasos, toda nuestra pobreza, el miedo a que se quiebre nuestro amor extramuros. El poema de amor debe saber que somos iguales, y por tanto debe incluir tu nombre y mi nombre, de la misma manera que mi nombre incluye el tuyo. Así no diré que Petrarca no nos sirve. Diré que no nos basta. Nuestro fuego sucede más acá de los límites del mundo. Si el ciprés y la lluvia tienen la misma forma, no quiero ser oscuro, ni pobre de aventura. Juan Antonio González Iglesias