Epifania Soneto para la
Epifania
Soneto para la madrugada de un seis de Enero
Abro el balcón de pronto. Está vacío.
Un pájaro se escapa cielo arriba
y en la baranda, entre la nieve viva,
va desangrándose un clavel tardío.
Buenos días, Invierno. Nada. Frío
y nada. Y soledad. La luz, esquiva,
juega a poner de acíbar mi saliva,
sombría el alma, el corazón sombrío.
De niebla, silenciosos, cruzan ellos
y silenciosos cruzan sus camellos
para no despertar a la alegría.
Pero como les vi pasar, mañana
habrá un niño asomado a la ventana
de mis ojos, soñando todavía.
Carlos Murciano
--------
Publicado em 6 de Janeiro de 2004