La madrugada
La madrugada tiembla cuando mis dedos arden
Apuntan a constelaciones inéditas
Que perciben mi fuerza
A través de estas acciones
A través de ese ángulo
De esta palabra que se agita
Cuando me reconoce en su tristeza
Yo debo ser la tristeza
Las alas de aquellos pájaros que nunca se someten.
Harold Alva
Publicado em 9 de Janeiro de 2009