No vengas ahora. (No vengas ahora, aunque es de noche.) Huye. Hay días malos, días que crecen en un charco de lágrimas. Escóndete en tu cuarto y cierra la puerta y haz un nudo en la llave, y mírate desnuda en el espejo, como en un charco de lágrimas. A la orilla del mar me persigue tu boca y retumban tus pechos y tus muslos me mojan las manos, en un charco de lágrimas. Me acuerdo que una vez me mordiste los ojos. Se te llenó la boca de pus y hiel; pisabas en un charco de lágrimas. Despréciame. Imagíname convertido en una rata gris, sucia, babeante, en un charco de lágrimas...